jueves, 6 de octubre de 2016

Un mundo de ilusiones

Hoy es el día en el que tocó sentarse de nuevo a reflexionar.
Hoy sentado en la arena miraba el horizonte y te veía.
Me transporté hasta hace más de 20 años cuando, sentado en la arena, a más de 4 km de donde estoy ahora miraba y pensaba si era posible atravesar el océano y llegar al punto donde Hoy escribo todo esto.
Ahora se que si.
Ahora se que voy a intentarlo.

Un amigo suele decir: «el mundo está lleno de gente que deje de dormir para cumplir sus sueños».
Y hoy me preguntaba... ¿los sueños de quien?
Nos dejamos llevar por modas.
Nos olvidamos de quienes queremos ser para ser como los otros. Meras imitaciones, nada originales.
¿De qué me vale aspirar a ser el mejor?.
Yo sólo aspiro a ser yo mismo.
Me perdí el respeto muchas veces.
Me traté como una vulgar máquina sin emociones y cargada de sueños no propios.
Me falte tanto el respeto que dejé de entenderme.
Me quedé vacío de ilusiones propias y ajenas.
A eso le suelen llamar desmotivacion. Yo prefiero llamarlo desilusión.
Es como es serie de la tele que de tanto repetirla acabas cansado.
Pero lo más importante es recoger las ideas, volverlas a juntar y reordenarlas pero a tu estilo.
Eso duele. Te pierdes. Lloras. No sabes como encontrar la entrada. Ni siquiera ves la salida. Porque sólo ves que Estás dentro y quieres seguir dentro, pero con tus ilusiones.
Me vi solo.
Me vi vacío
Me vi triste.
No pensé que algo en lo que había invertido tanto esfuerzo acabara deprimiendome.
Pero hoy, sentado en esa playa con el mar por fin en calma. Veía el primero de los objetivos a sólo 4 kilómetros y que en 3 días por fin cruzaria ese océano.
Que los sueños habían vueltos. Y qué ya estaba todo de nuevo en su sitio.
Que todo lo de atrás era necesario.
Que tenía que caerme para darme cuenta de que aquél día en lo alto de la montaña cuando tuve la conversacion más sincera conmigo mismo, me llevaría hasta donde Hoy estoy.
Te digo adiós.
Te digo hasta luego.
O quizás hasta nunca.

No me permitían vivir este momento.
Pero yo lo voy a vivir.
Igual me equivoco.
Y vuelva a ti.
Ahora sólo se que voy a dejar de dormir para cumplir mis sueños.
No quiero volver  a ser la imitación de nadie.

No quiero que mi esfuerzo se mida en un tiempo.
No quiero que mi esfuerzo se mida en una orden de llegada.
Quiero que mi esfuerzo se mida en el numero de noches que deje de dormir.

No soy triatleta.
Solo soy un loco que no quiere una etiqueta.
.........

Pero las etiquetas existen.
Te las pones y te las ponen.
Y una vez puesta cuesta arrancarsela.

Lo he conseguido!
Un sueño infantil hecho realidad de adulto.
Los últimos 300 metros sólo pensaba que estaba  a escasos minutos de que el reto acabara. Que ya nada impediría que fuese imposible.
Qué estuvieras allí para darme toda tu energía con ese abrazo fue decisivo. Ese «te quiero». Ese «el mar está tan calmado como tú» fue mágico.
Hoy era una prueba de confianza en mi mismo.
Hoy sabía que mi mente tomaría una decisión que probablemente mi corazón no entendería.
Hoy sabía que volvería a dejar de entenderme.
Hoy sabía que volvería a faltarme el respeto.
Pero hoy sobretodo comprendí que ahora si que no estaba sólo.

La salida fue explosiva. Una fiesta. Un regreso.
Hoy se suponía que era un final y sólo me encontré un principio.

Este año toca trabajar desde el cambio. Sé que sera duro.
Se que va a doler.
Pero sobretodo se, que ahora decido y mando yo.
Que ya no seré quien quieren que sea.
Que no seré una imitación.

Anoche dormí. No perdí el sueño. Me levanté tranquilo. Sabía que el reto era duro, pero que me había reencontrado.

A veces no dejamos de dormir por cumplir un sueño, o tal vez es que mis sueños van más allá.

¿Por qué nos ponemos límites? Y sobretodo...
¿Por qué permitimos que nos los pongan?

No puedo decir que este año sea de objetivos claros. Lo único que puedo decir es que es el año en que toca volverme loco.

Esto tendrá segunda parte... No se si la del hasta luego, la del hasta pronto o la del hasta nunca.

Ya tengo la etiqueta. Mejor me la dejo puesta. Pero no la de triatleta, sino la de un loco que sólo quiere seguir volando con su imaginación.

BIENVENIDO SANTI.

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